Tras estudiar bellas artes en la Academia de Bellas Artes de Düsseldorf, Maxim Wakultschik (nacido en Minsk, Bielorrusia en 1973) ha logrado transformar sus pinturas en creaciones similares a objetos utilizando una variedad de materiales y técnicas propias.

Su obra se centra en los seres humanos, sobre todo en los rostros. Más que pintar retratos, Maxim Wakultschik pretende captar el aura y la magia que posee cada persona. En su apasionada búsqueda de la perfección, la belleza y la originalidad, emplea técnicas como la fragmentación, la desfragmentación, la experimentación y la búsqueda de nuevas formas de expresión.

Se anima a los espectadores a sumergirse en sus obras de arte, uniendo elementos individuales para formar una imagen completa. Sin embargo, también se les anima a retroceder y ver la obra desde diferentes perspectivas para apreciar sus diferentes facetas e interpretaciones. A través de su intrincada obra de múltiples capas, explora el juego de luces y sombras, las texturas de las superficies y las vibraciones del color.

"Mi arte trata sobre el amor, sobre el anhelo del estado angélico, sobre lo divino. Descompongo las formas físicas en sus componentes: en colores, en energías, en moléculas. Quiero que el espectador tenga el efecto de mirar mis obras a través de un microscopio. Lo que queda son vibraciones de luz, colores y energías. Porque eso es lo que es cada objeto, cada organismo en este mundo. Un caleidoscopio de percepciones que se unen para formar una imagen completa. Así que espero que a través de mi arte puedas sentir el misterio de la vida, lo divino en todo lo que te rodea."

- Maxim Wakultschik.